En Chile fallecen casi 40 niños al año por ahogamiento en las piscinas, siendo los niños menores de 10 años los principales afectados. Esto la coloca dentro de las primeras causas de muerte a esta edad, siendo muchas veces prevenible.

En la mitad de las ocasiones, el ahogamiento ocurre en la piscina del hogar y el resto de los casos en ríos, lagos u otros. Los grupos con mayor riesgo son los preescolares (que caminan, pero no saben nadar), los adolescentes (que realizan actividades de riesgo) y los niños con patologías como epilepsia, autismo o arritmias cardíacas.

La clave para combatir esto radica en la prevención y en estar preparados para actuar rápidamente en caso de emergencia.

Recomendaciones para evitar accidentes piscinas

La Academia Americana de Pediatría ha establecido cinco niveles de protección, enfatizando que ninguno de ellos es suficiente por sí solo; es necesario implementar todos para maximizar la seguridad de los niños:

  1. La supervisión constante de los niños en la piscina es esencial: en el caso de los más pequeños que aún no saben nadar, la vigilancia debe ser “de contacto”, asegurándose de que el niño esté siempre al alcance de la mano si está en el agua o pudiese caer. Para aquellos que ya han aprendido a nadar, se requiere la presencia constante de un adulto responsable, sin distracciones como el celular, la cocina u otras actividades. Además, se desaconseja el consumo de alcohol, ya que puede afectar la capacidad de reacción y natación en casos de emergencia.

2. Las piscinas deben estar protegidas por rejas por todos sus costados: Esta protección debe ser mayor a 1.5 metros de alto y los espacios entre los barrotes no pueden ser mayor a 10cm. Si existe un espacio entre el suelo y la reja, no debe ser mayor a 10 cm. Una puerta insegura es el punto más débil de una reja, por lo que debe cerrarse de forma automática y el seguro colocarse fácilmente.

3. La utilización de chalecos salvavidas: este debe quedar firme y bien ajustado. Los dispositivos inflables no son adecuados dado que pueden desinflarse y perder su función.

4. Clases de natación: algunos estudios muestran que las clases de natación podrían disminuir el riesgo de ahogamiento, incluso en niños menores de 2 años, pero es importante recordar que las clases de forma exclusiva no son suficiente y pueden dar una falsa sensación de seguridad.

5. Conocimiento de reanimación cardiopulmonar: mientras más personas sepan cómo actuar en caso de que todas las medidas anteriores fallen y un niño caiga al agua, más probabilidades existen de evitar secuelas y muerte.

Recuerda

Nunca perder de vista a los niños o niñas si estás en un lugar con piscina o incluso en el baño, con sólo 3 a 5 cm de agua un niño se puede ahogar. No te distraigas con el celular o por hacer alguna tarea de la casa como contestar el timbre, apagar el horno. Si no encuentras a tu hijo, el primer lugar donde debes buscar es en las piscina, y luego en el resto de lugares que pueden ser peligrosos como autos, baños o cocina.

Designar siempre a un adulto responsable, con nombre, así no ocurren confusiones. Pueden realizar turnos entre los adultos, sobretodo si están en algún evento familiar o social.

Se recomienda usar trajes de baño de colores fuertes o flúor, y evita usar colores como azul o celeste, ya que estos se mimetizan con el agua y es más difícil ver si hay alguien bajo el agua.

La atención no debe centrarse únicamente en los niños, ya que los adolescentes también enfrentan riesgos significativos en el agua. Acciones irresponsables, como ingresar a lugares no establecidos, lanzarse sin conocer la profundidad del agua o hacerlo bajo los efectos del alco2ashol o drogas, contribuyen a numerosos accidentes evitables que exigen una mayor conciencia y educación.